SEMBLANZA CURRICULAR

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Nació en Cuerámaro, Guanajuato. Es DOCTOR EN ARQUITECTURA (2009), Maestro en Arquitectura (2000) y Arquitecto (1976), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; profesor de asignatura en Posgrado en Arquitectura (FA UNAM), coordinador y ponente de diplomados en la DECAD FA UNAM, profesor titular en la Universidad Marista campus Ciudad de México, profesor invitado de posgrado por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), conferencista, aficionado a la pintura, la música, la historia y la literatura; viajero empedernido, autor de la monografía histórica "Cuerámaro... desde los muros de una hacienda" publicada en la edición especial de la Colección Bicentenario (2010), Gobierno del Estado de Guanajuato. Socio activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y fundador y presidente de la SMGE Correspondiente en el Bajío de Guanajuato. Actualmente es Director de Integración de Planeación, Proyectos y Presupuesto, de la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM.

martes, 24 de julio de 2012

ALGO SOBRE CUERÁMARO: EL TOPÓNIMO


El siguiente artículo es el tercero de la serie de los publicados en el periódico Correo, de Guanajuato, en la sección Editoriales. En mi libro, Cuerámaro... desde los muros de una hacienda, se presenta un análisis más ámplio.

3. EL TOPÓNIMO

 

Copia de la merced a Diego de Orozco (1543). Primer documento en el que aparece oficialmente el nombre de Cuerámaro.

Nadie escoge el lugar de su nacimiento, aunque tal circunstancia distingue y marca para siempre. Quienes nacimos en Cuerámaro recibimos la distinción de ser llamados cueramarenses.
¿Pero cuál es el significado del topónimo que da origen al gentilicio...?

El vocablo Cuerámaro encuentra sus raíces en la lengua michoacana, p’urhépecha o tarasco. Responde a dos acepciones: una derivada de khuerámu (ocote) y otra compuesta con el verbo kuera-ni (librar). Además de esas acepciones, la Enciclopedia de los Municipios de México le ha dado otro significado: Cuerámaro —dice en Los municipios de Guanajuato (México: SEGOB, 1988)— es un vocablo tarasco que significa “al abrigo de los pantanos”. Otras publicaciones, sobre todo en Internet, simplemente han copiado este significado “oficial”, dándolo por bueno aunque no hay ningún indicio lingüístico ni conceptual que lo fundamente.

Una de las principales características del tarasco es la composición de vocablos, de manera que una palabra en esta lengua dice lo que muchas en español. Sus elementos significativos más simples son las raíces, los sufijos y las partículas interpuestas. La palabra siempre tiene una raíz, pero puede tener uno o más sufijos. Cuenta con varios elementos direccionales-prosecutivos que dan a la palabra distintas interpretaciones; es decir que puede indicar un sentido de acción “para allá” o “para acá”. Uno de estos elementos es la partícula interpuesta –ma, que en sentido direccional significa “haciendo de paso para allá”, y en sentido prosecutivo indica “continuando sin cesar”. Como sufijo nominal, –ma denota cosa; como numeral designa el número uno. Para formar colectivos o donde abunda lo que significa la raíz, y para definir locativos, existen las terminaciones –kuarho, –to, –ndo, –rho y –ro, que también funcionan como la preposición “en”.

Tomando khuerá-mu (ocote) como raíz del topónimo, khuerá-mu-ro significa donde abundan los ocotes o lugar de ocotes. Sin embargo, si se considera el contexto físico, el significado conceptual de esta acepción se debilita, puesto que no existía ni existe en la región esta especie de árboles (cordia alliodora, cueramu u hormiguero).

La otra acepción considera el verbo transitivo kuerá, que lo mismo significa soltar, crear, desatar, desnudar, escapar, absolver o librar, que morir y nacer. Con esta raíz se forma el vocablo kuerá-ma-rho, partiendo de los siguientes elementos: kuerá (soltar, desatar, escapar o librar); –ma, que denota la acción direccional, y rho, locativo. De esta manera Cuerámaro significa donde se libra; pero también, en sentido figurado, lugar de defensa. Esto resulta aceptable si se considera que en Los Chiqueros, sitio tenido como asiento del primitivo Cuerámaro, existen aún vestigios de altos muros aparentemente construidos con fines defensivos.

La construcción de Los Chiqueros se ha atribuido a los michoacanos, atendiendo simplemente a la toponimia heredada; sin embargo, es más probable que el sitio sea anterior a éstos, correspondiendo quizás al clásico medio (300 a 700 d. C.), como sugieren los estudios de Sergio Sánchez y Efraín Cárdenas.

[Publicado el 3 de diciembre de 2009, en el periódico Correo, Editoriales, Guanajuato, bajo el título de “El topónimo”. Horacio Olmedo Canchola © 2009]
 

lunes, 23 de julio de 2012

ALGO SOBRE CUERÁMARO: EL SESQUICENTENARIO

El siguiente artículo fue publicado en el periódico Correo, de Guanajuato, el 12 de noviembre de 2009. Fue el segundo de la serie.

Cuerámaro de principios del siglo XX

SESQUICENTENARIO CUERAMARENSE

 Cuerámaro nació a la vida urbana hace 150 años, en la pequeña congregación fundada por el licenciad Agapito de Anda, en 1859, en lo que fuera la hacienda de Cuerámaro.

Durante más de 300 años, la hacienda de Cuerámaro fue pasando a manos de distintos dueños, por sucesión, por venta o por ejecución de remate para cubrir deudas de sus propietarios. Los penúltimos dueños de la hacienda fueron los Clérigos Regulares Ministros de los Agonizantes de San Camilo de Lelis, quienes la adquirieron en 1762, después de un largo juicio de remate por la sucesión de don Pedro Clavería, Regidor del Cabildo de la ciudad de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato.

Casi cien años conservaron los camilos la propiedad de la hacienda de Cuerámaro, hasta que los acontecimientos políticos y la Ley Lerdo obligaron su desamortización. En tales circunstancias, los padres camilos la vendieron por 310 mil pesos al licenciado don Agapito de Anda, en 1858.

Hasta ahora se ha considerado a Francisco Venegas como fundador del Cuerámaro moderno. Sin embargo, por hechos documentados fehacientemente en fuentes primarias, se puede probar que fue el licenciado AGAPITO DE ANDA quien fundó la congregación de Cuerámaro, a través del fraccionamiento de la hacienda.

El mismo Agapito de Anda, en una carta localizada en el legajo 734 del Ramo de Bienes Nacionales del Archivo General de la Nación, dirigida al gobierno de don Benito Juárez, dice lo siguiente:

Firma del Lic. A. de Anda, en el documento mencionado.
…yo había concebido una idea más noble, más grandiosa, más filosófica y de asombrosos resultados para la riqueza pública, para los aumentos del erario, para el adelanto de la agricultura y para el alivio de la clase más menesterosa que existe en el campo sujeta a una condición que dista poco de la servidumbre: la de dividir la finca siglos atrás monopolizada, en fracciones de todos tamaños y precios, de manera que los hombres trabajadores e industriosos y hasta los proletarios mismos pudiesen entrar en la esfera de propietarios. […] Para dar a este proyecto el debido impulso, procuré establecer y se ha establecido en efecto una pequeña colonia o pueblo en que se han avecindado multitud de personas, principalmente compradores de fracciones y todos los antiguos sirvientes y jornaleros de la hacienda, que con apego a la propiedad que han adquirido no dudo adquieran también las virtudes sociales que son consiguientes.

Además del anterior, existe en el Archivo Histórico de Notarías del Distrito Federal un documento inédito, fechado el 24 de febrero de 1859 (acta 87101, folio 1120 de la notaria de Pablo Sánchez), con el cual la comunidad de camilos otorga a Agapito de Anda poder para firmar la venta de tierras que éste hiciera en la hacienda de Cuerámaro, en tanto se formalizaba la escritura de la hacienda por la operación mencionada.

Ante tales evidencias, es tiempo de reconocer la verdad; es hora de corregir errores históricos, aunque hay quien se opone a ello, por necedad o ignorancia.

[Publicado el 12 de noviembre de 2009, en el periódico Correo, Editoriales, Guanajuato, bajo el título de “Sesquicentenario cueramarense”. Autor: Horacio Olmedo Canchola © 2009]

sábado, 21 de julio de 2012

ALGO SOBRE CUERÁMARO: LOS ORÍGENES

Con esta entrada comienzo la difusión de varios artículos que estuve publicando por más de un año en la sección de Editoriales del periódico Correo, de Guanajuato. Anteriormente había subido a este blog las ligas para que se pudieran leer directamente los artículos, pero desafortunadamente el periódico retiró las entradas al cambiar su edición por Internet.
Para empezar, quiero ilustrar este primer artículo con la portada del primer número de la eidicón "CUERÁMARO, GUARDIAN FORESTAL", que publicó don JOSÉ VICENTE CANCHOLA CORTÉS a mediados del siglo pasado.
Sirva este esfuerzo como un homenaje a ese gran hombre que fue MI ABUELO.

I. LOS ORÍGENES
A diferencia de otros pueblos que se fundaron por la congregación de indígenas, por el asentamiento de españoles o como puestos de defensa,  Cuerámaro encuentra su origen en los muros de la hacienda de San Francisco Cuerámaro. Su historia, a pesar del indiscutible localismo, trasciende el ámbito regional y proporciona información que permite estudiar distintas épocas del devenir histórico, político y social de nuestra patria, específicamente en el Bajío guanajuatense.
La historia de esta insignificante partícula del universo se divide en tres etapas: la época prehispánica, todavía bastante indefinida; lo que durante más de 300 años fue la hacienda de Cuerámaro, y lo que desde hace apenas 150 años ha sido Cuerámaro como núcleo urbano asentado en el casco de la hacienda agrícola fraccionada. Pero no es suficiente la buena voluntad ni el cariño por la “patria chica” para desvelar la “historia matria”, como la definió Luis González y González.
No se puede inventar una historia de Cuerámaro; porque Cuerámaro está allí y su historia se ha ido formando con cada momento y con cada ayer que nos sucede, y cada ayer es simplemente un momento de historia que se duerme en el lecho de los siglos, esperando ser despertado por un curioso, para no volver a dormir jamás. Muchos curiosos han atisbado a través de una rendija del pasado cueramarense, aunque la mayoría simplemente ha mirado, sin ver, y así han intentando componer una historiografía que mucho tiene de buena voluntad, pero más de fantasía y sentimentalismo anecdótico.
El ver es natural e inmediato; el mirar, en cambio, es cultural, mediato, intencionado.
La información que espero seguir difundiendo en esta sección a partir de este artículo es resultado de investigaciones que he venido realizado durante años —siguiendo la huella de otro curioso: José V. Canchola Cortés—, para acomodar piezas que se encontraban dispersas y escondidas en el polvo de archivos olvidados, en documentos inéditos y en libros diversos: aquí una fecha, por acá un nombre y más allá un dato que me llevaba a otro. Pero la imagen completa no ha sido descubierta, ni llegará a serlo jamás, porque la historia es dinámica, viva, y siempre faltarán las piezas que se van definiendo con cada segundo que pasa. Ésas quedarán allí, dormidas, donde se encuentren, para ser descubiertas más tarde por algún curioso, porque cada momento es una pieza que algún día encajará en el rompecabezas histórico de imágenes caleidoscópicas infinitas. Consciente de todo eso, a través de los artículos que en adelante se publiquen en esta columna (cosa que espero), procuraré que este importante y prestigiado medio de difusión se convierta en un grito que despierte a los cueramarenses y a los interesados en Cuerámaro y en su gente, en su historia y en su futuro, compartiendo con sus lectores ALGO SOBRE CUERÁMARO, para conmemorar el 150 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO COMO CONGREGACIÓN (1859-2009), hecho que hasta ahora, por desgracia, ha sido ignorado.

[Publicado el 5 de noviembre de 2009, en el periódico Correo, Editoriales, Guanajuato, bajo el título de “Los orígenes”, Autor: Horacio Olmedo Canchola]