SEMBLANZA CURRICULAR

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Nació en Cuerámaro, Guanajuato. Es DOCTOR EN ARQUITECTURA (2009), Maestro en Arquitectura (2000) y Arquitecto (1976), por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; profesor de asignatura en Posgrado en Arquitectura (FA UNAM), coordinador y ponente de diplomados en la DECAD FA UNAM, profesor titular en la Universidad Marista campus Ciudad de México, profesor invitado de posgrado por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), conferencista, aficionado a la pintura, la música, la historia y la literatura; viajero empedernido, autor de la monografía histórica "Cuerámaro... desde los muros de una hacienda" publicada en la edición especial de la Colección Bicentenario (2010), Gobierno del Estado de Guanajuato. Socio activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y fundador y presidente de la SMGE Correspondiente en el Bajío de Guanajuato. Actualmente es Director de Integración de Planeación, Proyectos y Presupuesto, de la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM.

domingo, 2 de julio de 2017

HACE DOSCIENTOS AÑOS... (1)

XAVIER MINA Y SU PARTICIPACIÓN EN EL BAJÍO

HACE DOSCIENTOS AÑOS… El 21 de abril de 1817, llegó a la desembocadura del río Santander, cerca de Soto la Marina, la expedición militar que comandaba el español de Otano, Martín Xavier Mina Larrea. Pocos días antes, el 5 de abril, también había desembarcado en Veracruz el mariscal realista Pascual Sebastián de Liñán y Dolz de Espejo, con un refuerzo militar de cinco mil hombres para acabar con la resistencia que mantenían los insurgentes en El Bajío y prevenir la eventual participación de una intervención internacional en apoyo de los rebeldes.
La División Auxiliar —como nombró Mina a su cuerpo expedicionario— desembarcó el 22 de abril de 1817 en la playa del río Santander,[1] trayendo como guía a Anselmo Hinojosa, un excombatiente insurgente originario de Soto la Marina, al que Mina conoció en Nueva Orleans. De ahí siguieron hasta el nuevo poblado de Soto la Marina, que resultó estar más lejos de lo que había dicho el guía, porque el pueblo original que él había conocido cerca de la desembocadura del río, había sido abandonado algunos años antes para pasarlo más arriba debido a la fiebre amarilla o vómito negro que asoló a sus habitantes.
Mina permaneció poco menos de un mes en Soto la Marina, tiempo que aprovechó en la construcción de un fuerte de campaña con la ayuda de los naturales del pueblo, de los reclutas y de los propios expedicionarios. Al cabo de ese tiempo, habiendo recibido información de que el brigadier relista Joaquín de Arredondo, comandante general de las Provincias Internas de Oriente, se acercaba con sus tropas a Soto la Marina, decidió partir el 24 de mayo hacia el interior del país, en busca de los insurgentes, dejando el fuerte a cargo del sargento mayor José Sardá, junto con fray Servando Teresa de Mier, vicario general de la División.
Mier dice que aunque él se empeñó en acompañar a Mina, éste se obstinó en dejarlo, prometiendo “volver dentro de dos meses, tiempo en que el fuerte podría sostenerse”. Y continúa diciendo: “En vano le representé que en distancias tan grandes como las de nuestra América, y envuelto por la multitud de enemigos, nunca podría volver, y que el fuerte, aun cuando el enemigo nos diese tiempo de acabarlo, era indefensable”.
En efecto, el fuerte de Soto la Marina fue arrasado por los realistas apenas dos semanas después de la salida de Mina. Según un informe de 26 de junio dirigido desde El Sombrero a la Junta de Jaujilla por el coronel Diego Noboa, jefe de Estado Mayor de Mina, en el fuerte de Soto la Marina habían quedado la compañía de granaderos, la 1ª y 2ª de fusileros del Regimiento de México, el vicario general, el comandante de artillería y parques y el auditor de guerra encargado de la imprenta (el doctor Joaquín Infante, natural de la Habana). Además, señala el informe de Noboa, habían dejado 4 carronadas de a 12, 2 obuses, 6 cañones de campaña, 2500 fusiles, 7000 cartucheras, 600 morriones y 200 uniformes, así como las municiones de guerra competentes y de boca para tres meses.[2]
En su travesía rumbo al Bajío, la División comandada por Mina libró tres batallas contra los realistas: Valle del Maíz, Peotillos y Sierra de Pinos. En esas tres acciones, a pesar de haber salido victoriosos los expedicionarios y haber capturado pertrechos, perdieron gran parte de sus recursos y tuvieron 30 muertos y 25 heridos, según un informe del coronel Noboa, jefe del Estado Mayor.
Mientras todo eso sucedía, los insurgentes del Bajío permanecían ignorantes de la llegada de la Expedición, aunque mantenían la esperanza en la llegada de un gran contingente de ejércitos extranjeros. El primer encuentro de la División de Mina con gente de los insurgentes se dio por casualidad en la cercanía de los Altos de Ibarra, no lejos de León. James A. Brush describe que Mina había enviado a reconocer el camino al capitán Pablo Erdozain, acompañado por un guía, y cuando pasaron cerca del puesto insurgente, un centinela les marcó el alto. El oficial español le explicó que pertenecía a la División de Mina, pero “no habiendo nunca escuchado hablar del general, [los insurgentes] supusieron que era una partida de realistas que venía a sorprenderlos en la oscuridad y dispararon a mansalva sin herirlos”. Después de que se aclaró todo, el oficial español continuó acompañado por algunos insurgentes hasta el fuerte El Sombrero, a unas seis leguas de distancia, para informar sobre los hechos al comandante del fuerte.
El capitán Pablo Erdozain entró al fuerte El Sombrero el 22 de junio, donde fue recibido por el mariscal de campo Pedro Moreno, comandante del fuerte, quien a su vez comisionó al teniente coronel Santiago González a que fuera a recibir a Mina en la hacienda de Ibarra.
Xavier Mina entró al fuerte el 24 de junio, con el resto de la División. Según informe del coronel Diego Noboa, el total efectivo de la División a su llegada al Sombrero era de 320 hombres, incluyendo al Estado Mayor, ordenanzas, cuerpos armados, artilleros y  criados.
Después de su llegada al fuerte, Mina escribió al Gobierno de Jaujilla para anunciar su adhesión a los insurgentes, solicitando al mismo tiempo el reconocimiento de las cuentas y gastos de la Expedición, así como los grados que había asignado a algunos de sus oficiales, y el de mariscal de campo para sí mismo.

La carta que envió Mina al gobierno de Xaujilla, con fecha 1 de julio de 1817, es la siguiente:




NOTA: Este artículo es un fragmento del libro inédito "Resistencia insurgente en el Bajío (1813-1818), de Horacio Olmedo Canchola. Reservados todos los Derechos. Queda prohibida su difusión, copia o almacenamiento sin autorización expresa del Autor.


[1] Algunos autores, basándose en William D. Robinson, datan el desembarco el 15 de abril de 1817. Sin embargo, al informar Felipe de la Garza al virrey se establece la fecha del 22 de abril, y fray Servando Teresa de Mier consigna también esta fecha en la narración que recoge Carlos María de Bustamante en la Carta 22 del Cuadro histórico, primera época.

[2] Juan E. Hernández y Dávalos. «Facsímiles. Parte de D. Francisco Javier Mina.» 1871.

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